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Sin hierro no se puede fabricar acero. ¿Sabías que se trata de uno de los diez elementos más abundantes del planeta? En el ecosistema de la Tierra hay más hierro que oxígeno. Al fin y al cabo, el núcleo y la corteza de nuestro planeta se componen principalmente de este elemento. Es cierto que en la corteza terrestre está presente en forma de mineral de hierro, y hace falta enriquecerlo y fundirlo para obtener de él un metal más puro.
El proceso de fundición de minerales se descubrió nada menos que 2000 años a.C. Ese momento marcó el fin de la Edad de Bronce y el comienzo de la Edad de Hierro. Según los investigadores, los abundantes yacimientos de mineral de hierro son la causa principal de la transición del bronce al hierro. A finales de la Edad de Bronce, los entonces conocidos yacimientos de estaño, imprescindibles para la producción de bronce, ya se habían agotado.
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A mediados del siglo XIX, a Henry Bessemer, pionero inglés, se le ocurrió la forma de fabricar acero soplando aire comprimido a través del arrabio. Su invento, que supuso un gran avance, brindó a la humanidad una tecnología barata y muy rápida de producir acero a gran escala. El proceso de Bessemer dio lugar a la revolución industrial.
No obstante, los historiadores y arqueólogos tienen constancia de que esta tecnología ya la conocían los antiguos chinos allá por el siglo II a.C. En la época de la dinastía Tang, entre los siglos VII y X d.C., ya estaban muy extendidas las herramientas agrícolas de acero.
También la India era famosa por sus primeras acerías. Las primeras alusiones al acero wootz, una aleación de acero cuyas propiedades físicas siguen despertando gran admiración entre los expertos, se remontan al siglo III a.C. De hecho, las míticas espadas de Damasco, cuyo secreto se ha perdido, se fabricaban con acero wootz indio. Así pues, India y China ocupan desde la antigüedad una posición privilegiada en el mercado mundial del acero. En los escritos de Plinio el Viejo están recogidos los datos sobre la producción de acero en China. El antiguo autor romano afirmaba que el Imperio Celeste era el principal productor de acero del mundo mucho antes de que los europeos empezaran a glorificar a Bessemer.
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La primera gran obra de infraestructura del mundo fabricada en acero es el puente Eads, un puente ferroviario y de carretera que lleva el nombre de su diseñador, James Buchanan Eads. Lo había encargado el magnate del acero Andrew Carnegie, uno de los estadounidenses más ricos de la historia y uno de los mayores filántropos del país.
El puente de acero Eads conectó las orillas del río Mississippi en 1874. La construcción del puente supuso un punto de inflexión en la historia de la arquitectura. La popularidad del hierro forjado como material de construcción fue cayendo y el acero ocupó su lugar.
A principios del siglo XX se produce un boom de la construcción en acero en los Estados Unidos hasta el inicio de la Gran Depresión. El Rockefeller Center, el puente George Washington y el Golden Gate, el edificio Chrysler y el Empire State son algunos de los primeros puentes de acero y rascacielos de estilo art decó que pasan a formar parte del paisaje urbano estadounidense.
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Las guerras mundiales del siglo XX no solamente provocaron sufrimiento y destrucción. También originaron el complejo militar-industrial que se convirtió en el motor del desarrollo de todas las ramas de la industria pesada, incluida la del acero. La industria armamentística, la ferroviaria y la naval necesitaban un acero fuerte y económico... Los petroleros depositaron su confianza en el acero, y este no les defraudó.
En los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial, los tanques disponían de un blindaje laminado y de fundición. Su revestimiento de acero servía para hacer frente a los proyectiles que volaban a gran velocidad. En realidad, la potencia de los cañones en aquella época la determinaba el espesor del blindaje de acero que eran capaces de penetrar. Hoy en día, se emplean aceros de alta aleación y materiales compuestos para el blindaje de los tanques. Y aún así, la capacidad de penetrar el blindaje de acero laminado sigue siendo un criterio para determinar la eficacia de un arma antitanque.
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Mientras que los proyectos de infraestructuras siderúrgicas, el sector automotriz y los bienes domésticos marcaban las pautas de la vida cotidiana, las grandes potencias industriales trazaban una nueva agenda política. En 1951, en el París de la posguerra, las delegaciones de Bélgica, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, Francia y la República Federal de Alemania firman un acuerdo por el que se crea la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Con esta nueva unión política se pretendía crear un mercado común del carbón y del acero para los países miembros. Un entorno no competitivo y unos intereses económicos comunes iban a garantizar un futuro pacífico en la Europa de la posguerra. Los cuatro órganos supranacionales creados dentro de la CECA sirvieron como prototipos de la futura Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Consejo de la UE y el Tribunal de Justicia Europeo. La CECA inició los procesos de unificación que desembocaron en la creación de la UE cuarenta y un años después.
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El acero es una aleación de hierro y carbono con un contenido de hierro de al menos un 45%. El porcentaje de carbono en el acero es mucho más bajo, oscilando entre el 0,02% y el 2,14% (una aleación que contiene entre el 0,6 y el 2,14% de carbono se considera de alto contenido en carbono). Así, el contenido de carbono, los agentes de aleación y otras impurezas determinan las propiedades físicas y el rendimiento de cada grado de acero. La World Steel Association (en inglés, Asociación Mundial del Acero) estima que hoy existen más de tres mil quinientos grados de acero. Llama la atención que tres cuartas partes de ellos se han desarrollado en el siglo XXI.
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En algo menos de siete décadas, de 1950 a 2019, la producción de acero a nivel mundial creció muchísimo. Según los cálculos de la Asociación Mundial del Acero, a mediados del siglo pasado la industria siderúrgica mundial llegó a producir 189 millones de toneladas de acero. A finales de 2019, esta cifra subió a 1.869 millones de toneladas.
La producción mundial de acero ha aumentado en 1.000 millones de toneladas desde el año 2000. El mayor productor de acero es China, con un total de 996,3 millones de toneladas. El segundo puesto lo ocupa India (111,2 millones de toneladas). El tercer puesto es para Japón, país que produjo 99,3 millones de toneladas de estos productos en 2019. Ucrania se encuentra entre los veinte mayores productores de acero del mundo. En 2019, la producción total de acero en nuestro país fue de 20,8 millones de toneladas de acero ocupando así el puesto 13 del ranking mundial. Más del 99% de la producción mundial de acero está en manos de los 50 países productores más importantes.
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Según la Asociación Mundial del Acero, en 2019 la industria siderúrgica mundial invirtió casi 1.700 millones de dólares en lo social. Los metalúrgicos construyen escuelas, guarderías y estadios, construyen y reparan carreteras, así como patrocinan la construcción de otras importantes infraestructuras en las regiones donde desarrollan su actividad. Además, los propietarios de las plantas implementan proyectos educativos. Desde el comienzo de la pandemia mundial de la COVID-19, han abastecido con tests, medicinas y equipos médicos a sus trabajadores y a los habitantes de estas regiones.
Recordemos que hoy en día la industria siderúrgica mundial da trabajo a 6 millones de personas. Al mismo tiempo, cada puesto de trabajo en la industria siderúrgica crea más de 8 puestos de trabajo en sectores afines. En otras palabras, la industria proporciona puestos de trabajo bien remunerados y decentes a casi 50 millones de personas en todo el mundo.
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Con la crisis económica mundial provocada por la pandemia de la COVID-19, ha disminuido, en cierta medida, el uso de la chatarra a escala mundial. Así lo ha concluido la Oficina Internacional del Reciclaje (BIR). Sin ir más lejos, durante el primer semestre de 2020, el uso de chatarra de acero en algunos países y regiones clave se redujo en más de un 10,5%, hasta alcanzar casi 210 millones de toneladas (frente a 243,5 millones de toneladas en el mismo periodo en 2019).
El descenso se ha producido en China, los países de la UE, EEUU, Rusia, Japón y Corea del Sur. China sigue siendo el mayor consumidor de chatarra de acero a nivel mundial, mientras que los países de la UE son los principales exportadores de este material reciclado.
El Reino Unido es el país de la UE que más chatarra vende en los mercados exteriores, concretamente 2,5 millones de toneladas entre enero y junio de 2020. Sin embargo, esta cifra también es inferior en más de un 25% a la del primer semestre de 2019. Turquía sigue siendo el mayor importador mundial de chatarra de acero. A pesar de que la situación general no es muy favorable, el país ha aumentado sus compras en el extranjero en casi un 8% (en 2019 la chatarra constituyó el 83% de la producción total de acero turco).
Ojo, a pesar del estancamiento económico mundial, ¡el acero sigue siendo el material más reciclado del mundo!
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El acero es un material que puede ser reciclado y reutilizado una infinidad de veces sin apenas perder volumen ni propiedades físicas. La industria siderúrgica mundial recicla alrededor de 630 millones de toneladas de chatarra cada año. La Asociación Mundial del Acero indica que esto contribuye a reducir las emisiones anuales de CO2 en todo el mundo en casi mil millones de toneladas. Se trata de un volumen realmente importante que puede compararse con las emisiones de dióxido de carbono generadas por todo el sistema de transporte de la UE. En Alemania, por ejemplo, los fabricantes de acero reciclan más de 20 millones de toneladas de acero y hierro al año. Reciclando el acero, los alemanes consiguen reducir sus emisiones de CO2 en una cantidad cercana a las emisiones anuales de todo Berlín. Es más, la utilización de una tonelada de chatarra reduce la extracción de mineral de hierro en 1,5 toneladas. De hecho, a escala mundial, hasta un 50% del acero se produce a partir de materias primas recicladas.
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Históricamente, los pilares de las líneas de transmisión eléctrica en Estados Unidos han sido de madera. Sin embargo, el Instituto Americano del Hierro y el Acero (AISI) comunica que en los últimos años han empezado a reemplazarse por otros de acero. Y es que los consumidores se están dando cuenta de que el acero es una alternativa más segura y eficaz. En los últimos años se ha triplicado el número de este tipo de estructuras en Estados Unidos. Los principales enemigos de los pilares de madera, a saber, descargas eléctricas, pájaros y otros insectos, no suponen ninguna amenaza para el acero.
El factor medioambiental también es importante. Para producir un pilar de madera hay que talar un árbol. La AISI ha calculado que reciclando el acero contenido en un coche se puede obtener el material para producir cuatro pilares de acero. Hoy, por regla general, los pilares de acero contienen al menos un 25% de acero reciclado, mientras que muchos están hechos enteramente de materiales reciclados.
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Para fabricar algunos dispositivos se necesita acero con baja contaminación por radiación (conocido como acero de bajo fondo). Se trata de los contadores Geiger, así como de diversos sensores empleados en aeronáutica, espacio, medicina, etc. El problema es que las explosiones nucleares ocurridas a mediados del siglo pasado, incluida la Trinity, la primera prueba de un arma nuclear de la historia, así como el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, provocaron daños irreparables en el planeta. Ahora la cantidad de radionúclidos en el aire está por encima de lo que es la norma. Todo ello hace que el acero se contamine con la radiación durante el proceso de fabricación. Hoy día, se puede conseguir acero de bajo fondo recuperando barcos que se habían hundido antes de los primeros incidentes nucleares. Desde que se firmó el Tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares en agosto de 1963, los niveles de contaminación antropogénica por radiación han ido bajando progresivamente.
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El World Trade Center, derrumbado durante el ataque terrorista del 11-S de 2001, era el edificio más alto del mundo a principios de la década de los 70. Se trata de una construcción con muchas partes de acero. Por ejemplo, había más de doscientas columnas de acero en todo el perímetro de las dos torres, en el centro de las torres había núcleos de acero de cincuenta columnas, etc. Para recordar a las víctimas de la tragedia, una pequeña parte de las estructuras de acero de las torres gemelas fue fundida y utilizada en la construcción del USS New York. Del mismo modo, el acero de las estructuras de los otros dos lugares del atentado del 11-S se utilizó para fabricar los barcos que llevan los nombres de esas ciudades: el USS Arlington y el USS Somerset. Los metalúrgicos de Amite Foundry and Machine, encargados de fundir las proas de los barcos con el acero conmemorativo, mostraron el mismo respeto por el proceso que habitualmente se reserva para las ceremonias religiosas.
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La industria siderúrgica es pionera en la aplicación práctica de la tecnología informática. Ya en los inicios de la era informática, los fabricantes de acero hicieron del ordenador una herramienta importante del proceso tecnológico. A finales de los años 40 aparecieron las primeras máquinas computadoras. Al mismo tiempo, las empresas del sector siderúrgico intentaban hacer crecer su producción de acero. La siderurgia estaba interesada en soluciones innovadoras y dio carta blanca a los informáticos para que desarrollasen programas y tecnologías y los integrara en la producción de acero. En 1965, un 20% de todos los ordenadores del mundo instalados para controlar los procesos de producción estaban en plantas de producción. Hoy, las tecnologías digitales son ampliamente utilizadas por las empresas del sector del acero para desarrollar una nueva gama de aceros, así como para simular los procesos de fabricación y anticipar la calidad de las aleaciones.
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He aquí un jabón perfectamente pulido, con brillo, ergonómico... ¡Es de acero inoxidable! Esta esfera redonda es cada vez más habitual en las cocinas. Las empresas de jabones no prometen eliminar el exceso de grasa de las manos y las superficies, pero los desagradables olores a pescado, cebolla o ajo sí. Al parecer, las moléculas de azufre son las responsables del olor característico de estos productos, que se queda también en las manos. Para eliminarlos, basta con enjabonar bien las manos con este peculiar jabón de acero, y el azufre se aglutinará. Las amas y los amos de casa de todo el mundo están encantados con esta sencilla solución. En primer lugar, porque funciona y, en segundo lugar, porque el jabón de acero no solo es atractivo, sino también es prácticamente inagotable. Es cierto que las pruebas científicas de la eficacia del jabón de acero inoxidable, según los expertos, aún no son suficientes.
Curiosidades y dramatismos, antecedentes y perspectivas, estos interesantes datos sobre el acero seguro que despertarán el interés de los lectores más inquietos. La siderurgia moderna nunca se detiene. Los avances en el sector del acero darán lugar a muchos más descubrimientos así como a historias extraordinarias.